La práctica de las reglas fundamentales de ortografía que se han aprendido desde la niñez como las reglas de acentuación, la ausencia de tilde en los monosílabos, y las excepciones generales de estas, son una buena herramienta a la hora de mejorar la ortografía.
En el caso de las palabras homófonas, lo único que puede dar la certeza de cómo escribirlas correctamente es el contexto en el que se encuentran, según su significado se puede reconocer como deben escribirse; por eso es necesario prestar mucha atención cuando estos significados se enseñen durante el proceso de aprendizaje, porque el uso adecuado de estas palabras puede resultar confuso. Se deben repasar de vez en cuando y acudir a ellos cuando no se tengan del todo claros.
Otro recurso útil para mejorar la ortografía es identificar las palabras de las que derivan aquellas de las que se tienen dudas acerca de su forma de escribir. Por ejemplo: necesidad→ necesario, pereza→ perezosa, ocio→ ociosa, ir→ iba…
Finalmente uno de los recursos más útiles e importantes es la lectura; por medio de la lectura no sólo se enriquece el vocabulario, sino que se puede retener fácilmente la ortografía de una palabra.
Siguiendo estos consejos no será difícil mejorar la forma en que escribimos.
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